Ciudad de la España antigua, citada
por Ptolomeo, como oretana, enclavada en la provincia de Badajoz, es por ello,
por lo que vamos a considerarla como tal.
Recordemos que dentro de una etnia, comarca, o territorio, también
podrían haber existido ciertos oppidums o ciudades con diferente tribu, ya que
eran de estirpe celta, tal como nos confirman las fuentes antiguas.
Algunas fuentes antiguas nos dicen que pertenecía a los Túrdulos o a la
región de Turdetania, llamándola Mirobriga Turdulorum u a sus habitantes
Mirobrigenses.
Pueden ser turdulos y pertenecientes a la Beturia, pero de raza,
idioma y origen celta y oretano.
La Beturia nunca fue una comarca y no tuvo una unidad ni étnica ni
geográfica, según se desprende de las fuentes clásicas en las que se habla de
diversas gente procedentes de esta zona.
La composición de su nombre nos conduce a que era una ciudad o un ppidum
de origen celta, ya que briga significaba fortaleza o ciudad fortificada.
Puede que se trate de una ciudad, en la que por su posición y enclave hubiese gente de todas clases, es
decir, de carácter celta y de íbero turdetano.
Algunas fuentes sostienen que fue una fundación oretana dentro del
territorio de los turdetanos o túrdulos.
Quizá pudiesen existir varias Mirobriga ya que Ptolomeo nos dice que es
Oretana y nos la sitúa a 9º 30´ 39º 30´ con las demás poblaciones oretanas en
las que incluye Sisapo, Mentesa, Castulo, Oretum germanorum y Mentesa entre
otras.
De carácter indoeuropeo, tomaron buenas costumbres de sus vecinos los
íberos, serían pues de la segunda oleada de gentes del Hallstad o Centro Europa
que llegaron sobre el siglo IV a. C, cuando
en la mayoría de la Península estaba ya floreciente la cultura ibérica
con su carácter orientalizante.
Se sitúa en el borde oriental de la
Baja Extremadura, limítrofe con las tierras de Ciudad Real y Córdoba, sobre un terreno accidentado, en
el eje de los itinerarios que conducen a Chillón
y Almadén,
hallándose en una encrucijada de caminos e influencias culturales en que
también participa el foco toledano.
Hay que destacar primeramente, su posición
estratégica para el control del paso natural que lleva hasta la rica zona minera de Sisapo Nova, conectando
Mérida y Zaragoza.
Esta situación puede ser utilizada, para
justificar el sentido político-administrativo y militar de este yacimiento en
época romana.
Se halla en el Cerro del Cabezo de la ciudad
de Capilla en la Provincia de Badajoz, en la vía que unía las ciudades de
Emerita Augusta con Cesar Augusta.
Del yacimiento, mucho del material
encontrado, se ha perdido, ya que parte de sus ruinas, sirvieron para la
construcción del cercano Convento templario de la Encarnación, hoy inundado por
las aguas del pantano.
Está
en una zona forestal donde la mayoría de especies son de pinos y olivos, aunque
la caza también es muy importante y sus especies principales que son de carácter preponderante, tales como
ciervos, jabalíes, liebres y conejos además de ser rica en ganadería de ganado
ovino, vacuno y porcino.
Predomina el cultivo del olivo, el vino y
los cereales, especialmente la cebada.
Desde antaño se produce miel, corcho,
aceite, trigo y lana que sus gentes
exportaban y comercializaban con gentes vecinas, y a través de las rutas
fluviales y caminos naturales hasta las diferentes poblaciones de la costa.
Desde el punto de vista artesanal o
profesional los mirobrigenses trabajaban el lino y la lana además de ser buenos
ceramistas con formas hechas a torno.
El armamento de hierro estaba muy
perfeccionado por ejemplo la falcata y el soliferrum, en los que se notaba
claramente que explotaban las diversas minas de cobre, plomo y plata existentes
en la región.
Por su situación estratégica y
geográfica y sus riquezas económicas, llegaron pronto gentes de otros
lugares, tanto de Andalucía, como de la
Meseta y del Valle del Ebro, creando así un centro comercial de gran
importancia, a la misma vez que se constituía en una fortaleza de varias etnias
y tribus, con sus influencias
culturales convirtiéndose en un gran centro de mestizaje, en el que convergían
gentes de todas clases.
Pocos son los vestigios ibéricos
que nos quedan de la antigua ciudad de Mirobriga en la que se han hallado unas
monedas casi ilegibles, ya que la
mayoría de cerámica que se ha encontrado es de época roma, es decir de terra
sigillata.
Se han hallado fragmentos de cerámica de la que denominamos
campaniense y pseudocampaniense además de unos fragmentos de cerámica de
tradición indígena.
Parece que su fundación se remonta al siglo II a.C. como perteneciente
al Convento Cordobensis. Sin embargo, su antigüedad es muy anterior como lo
atestigua la existencia de uno de los edificios más importantes y conocidos de
la Protohistoria peninsular.
El hecho más significativo de esta época protohistórica, coincidente con
las colonizaciones fenicia y griega del sur peninsular, es el Palacio-Santuario
de Cancho Roano, uno de los mayores descubrimientos tartésicos realizado en la
Península en los últimos años.
El ritual religioso que se practicaba en el santuario se interrumpió
bruscamente a finales del siglo V a.C., no obstante, la importancia religiosa
era tan fuerte que se mantuvo el rito religioso en la cercana Cueva del Valle,
donde se han documentado restos de estos rituales desde el siglo IV a.C hasta
el siglo II d.C.
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