jueves, 16 de marzo de 2017

MIROBRIGA


Ciudad de la España antigua, citada por Ptolomeo, como oretana, enclavada en la provincia de Badajoz, es por ello, por lo que vamos a considerarla como tal.
  Recordemos que dentro de una etnia, comarca, o territorio, también podrían haber existido ciertos oppidums o ciudades con diferente tribu, ya que eran de estirpe celta, tal como nos confirman las fuentes antiguas.
  Algunas fuentes antiguas nos dicen que pertenecía a los Túrdulos o a la región de Turdetania, llamándola Mirobriga Turdulorum u a sus habitantes Mirobrigenses.
 Pueden ser turdulos y pertenecientes a la Beturia, pero de raza, idioma y origen celta y oretano.
 La Beturia nunca fue una comarca y no tuvo una unidad ni étnica ni geográfica, según se desprende de las fuentes clásicas en las que se habla de diversas gente procedentes de esta zona.
   La composición de su nombre nos conduce a que era una ciudad o un ppidum de origen celta, ya que briga significaba fortaleza o ciudad fortificada.
  Puede que se trate de una ciudad, en la que por su posición  y enclave hubiese gente de todas clases, es decir, de carácter celta y de íbero turdetano.
  Algunas fuentes sostienen que fue una fundación oretana dentro del territorio de los turdetanos o túrdulos.
   Quizá pudiesen existir varias Mirobriga ya que Ptolomeo nos dice que es Oretana y nos la sitúa a 9º 30´ 39º 30´ con las demás poblaciones oretanas en las que incluye Sisapo, Mentesa, Castulo, Oretum germanorum y Mentesa entre otras.
  De carácter indoeuropeo, tomaron buenas costumbres de sus vecinos los íberos, serían pues de la segunda oleada de gentes del Hallstad o Centro Europa que llegaron sobre el siglo IV a. C, cuando  en la mayoría de la Península estaba ya floreciente la cultura ibérica con su carácter orientalizante.
    Se sitúa en el borde oriental de la Baja Extremadura, limítrofe con las tierras de Ciudad Real y Córdoba, sobre un terreno accidentado, en el eje de los itinerarios que conducen a Chillón y Almadén, hallándose en una encrucijada de caminos e influencias culturales en que también participa el foco toledano.
   Hay que destacar primeramente, su posición estratégica para el control del paso natural que lleva hasta la  rica zona minera de Sisapo Nova, conectando Mérida y Zaragoza.
    Esta situación puede ser utilizada, para justificar el sentido político-administrativo y militar de este yacimiento en época romana.
  Se halla en el Cerro del Cabezo de la ciudad de Capilla en la Provincia de Badajoz, en la vía que unía las ciudades de Emerita Augusta con Cesar Augusta.
    Del yacimiento, mucho del material encontrado, se ha perdido, ya que parte de sus ruinas, sirvieron para la construcción del cercano Convento templario de la Encarnación, hoy inundado por las aguas del pantano.
   Está en una zona forestal donde la mayoría de especies son de pinos y olivos, aunque la caza también es muy importante y sus especies  principales que son de carácter preponderante, tales como ciervos, jabalíes, liebres y conejos además de ser rica en ganadería de ganado ovino, vacuno y porcino.
   Predomina el cultivo del olivo, el vino y los cereales, especialmente la cebada.
    Desde antaño se produce miel, corcho, aceite, trigo y lana que   sus gentes exportaban y comercializaban con gentes vecinas, y a través de las rutas fluviales y caminos naturales hasta las diferentes poblaciones de la costa.
   Desde el punto de vista artesanal o profesional los mirobrigenses trabajaban el lino y la lana además de ser buenos ceramistas con formas hechas a torno.
 El armamento de hierro estaba muy perfeccionado por ejemplo la falcata y el soliferrum, en los que se notaba claramente que explotaban las diversas minas de cobre, plomo y plata existentes en la región.
   Por su situación  estratégica y geográfica y sus riquezas económicas, llegaron pronto gentes de otros lugares,  tanto de Andalucía, como de la Meseta y del Valle del Ebro, creando así un centro comercial de gran importancia, a la misma vez que se constituía en una fortaleza de varias etnias y tribus,  con sus influencias culturales convirtiéndose en un gran centro de mestizaje, en el que convergían gentes de todas clases.
  Pocos son los vestigios  ibéricos que nos quedan de la antigua ciudad de Mirobriga en la que se han hallado unas monedas  casi ilegibles, ya que la mayoría de cerámica que se ha encontrado es de época roma, es decir de terra sigillata.
 Se han hallado fragmentos de cerámica de la que denominamos campaniense y pseudocampaniense además de unos fragmentos de cerámica de tradición indígena.
  Parece que su fundación se remonta al siglo II a.C. como perteneciente al Convento Cordobensis. Sin embargo, su antigüedad es muy anterior como lo atestigua la existencia de uno de los edificios más importantes y conocidos de la Protohistoria peninsular.
    El hecho más significativo de esta época protohistórica, coincidente con las colonizaciones fenicia y griega del sur peninsular, es el Palacio-Santuario de Cancho Roano, uno de los mayores descubrimientos tartésicos realizado en la Península en los últimos años.
     El ritual religioso que se practicaba en el santuario se interrumpió bruscamente a finales del siglo V a.C., no obstante, la importancia religiosa era tan fuerte que se mantuvo el rito religioso en la cercana Cueva del Valle, donde se han documentado restos de estos rituales desde el siglo IV a.C hasta el siglo II d.C.

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