domingo, 19 de marzo de 2017

LA ORETANIA


       Esta región no nos aporta tantos datos como la Contestanía, ya que,  que aunque   hay menos yacimientos, los hallazgos han sido abundantes, pero no encontrándose tan esparcidos como ocurre en zona contestana.
      Sus santuarios son los más ricos del mundo ibérico. Nuestra Historia-Cronología comienza en el siglo VI antes de Cristo. Encontramos la meseta sur poblada por tres pueblos, Oretanos y Carpetanos de origen Íbero, y Germanos de origen celta.
     La fusión de oretanos y germanos, con contactos, aportaciones y probablemente mezclas con los carpetanos son, según la mayoría de los autores, los orígenes de la población autóctona del área geográfica que aquí se expresa.
     La Oretania estaba situada entre las actuales provincias de Ciudad Real, Toledo y norte de Jaén, los primitivos pobladores de La Mancha fueron llamados oretanos por los griegos.
     Y su tierra fue llamada Oretania. El término geográfico «Oretania» aparece por vez primera en las fuentes grecolatinas que hablan del dominio cartaginés en la Península Ibérica y en las que relatan los comienzos de la conquista romana del territorio hispánico.
     La Oretania fue una región y cultura ibera, que en época posterior, en el siglo VII a. C. presenta influjos celtíberos reflejados en los restos de cerámica que llegaría hasta ellos fruto del comercio con esta región, que abarcaba la parte suboriental de la Meseta (en torno a las ciudades actuales de Montiel, Valdepeñas y Almagro) y la zona oriental de Sierra Morena (en torno a las ciudades actuales de Linares, Úbeda/Baeza, La Carolina).
      Los enclaves prerromanos oretanos eran fortalezas de colina (oppidum, en la práctica auténticas ciudades-estado, que debían organizarse en confederaciones en momentos de crisis a un Rey superior. Aparece mencionada en distintas fuentes clásicas (Estrabón, Polibio y Ptolomeo); narrando la fuerte resistencia de los oretanos contra los cartagineses Amilcar Barca y Asdrubal el Bello; hasta que Aníbal Barca logró casarse con la princesa Himilce y unir la Oretania a sus posesiones.
     Orissia (actual término de Vilches) era la ciudad principal, que dio nombre a todo el pueblo oretano u orissio, hasta que fue exterminada por los romanos (90 a. C.). Despues, la capital de la región fue Cástulo (Linares), y otras ciudades importantes eran Tugia (Martos), Toya (Peal de Becerro), Ipolca (Porcuna), Iliturgi, (Andújar), Iltiraka (Úbeda), Orongi (Jaén).
    En la región septentrional; la Oretania Germana, tenían como segunda capital a Oretum u Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava); y como ciudad principal el Cerro de las Cabezas(Valdepeñas), cuyos habitantes suponían el 1% de la población de toda la Península Ibérica. También destacaban: Gemella Germanorum (Almagro), Larcurris (Alarcos) perteneciente al término municipal de Ciudad Real, así como Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente) eran los núcleos urbanos más importantes.
     Destaca la riqueza minera de la zona, que estimuló el comercio con los fenicios y los cartagineses.
    Posteriormente se convirtió en uno de los centros de aprovisionamiento de Roma, a las que proporcionaba minerales y aceite.
     La zona estuvo poco romanizada, pero se potenció como en ningún otro lugar de Hispania la creación y el mantenimiento de vías de comunicación con el fin de favorecer la salida de sus productos.      
      Eran una etnia  que estaba   en una zona intermedia e intermediaria entre varios pueblos  o culturas  diferentes razas así  turdetanos, bastetanos, contestanos, carpetanos, vetones, lusitanos y celtas con los  que transmitían elementos culturales y étnicos.  Han pervivido algunos nombres de sus régulos o reyezuelos, como  por ejemplo Orissón, único guerrero que consiguió derrotar a los cartagineses en Heliké con una curiosa estratagema.
     Si por una parte explican su temprana y profunda iberización, por otra se celtizaron intensamente.
     Así se explican algunas confusiones históricas como: Que la ciudad de nombre céltico Miróbriga (cerca de Capilla, Badajoz) sea considerada por Plinio el Viejo como túrdula y por Ptolomeo en una ocasión turdetana y en otra oretana.
    La confusión entre dos Mentesas limítrofes, como son la Oretana y la Bastetana omitida y mencionada respectivamente por Plinio y Ptolomeo, ambas con topónimo de dos pueblos distintos, pero ubicados en la Oretania, lo que ofrece otra muestra más del complejo mosaico étnico de estas zonas. Lo mismo se deduce de la referencia de Plinio a que los celtas de la Beturia, que corresponde a las mismas tierras, procedían de celtíberos de Lusitania.
   También existe cierta confusión con la ciudad de Laminium, calificada por Ptolomeo como carpetana cuando, independientemente de dónde se la sitúe, debió ser oretana.
   Ptolomeo célebre matemático, vivió en tiempos del emperador Antonino Pío, en el siglo II d. C.; nos ha legado unas famosas tablas geográficas de suma importancia en su Geographiké-Hyphégesis (Indicatorio Geográfico).
    Nos ofrece una enumeración de localidades, con su longitud y su latitud calculada matemáticamente en grados y minutos.
    En su Libro II, VI, sitúa al Mediodía de los celtíberos y de los carpetanos a los oretanos y sus ciudades en número de 14 son: Salaria (Sabiote), a 9° 20" y a 40°, Sisapone (La Bienvenida Almodóvar del Campo) a 10° y a 39° 55", Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava) a 9° 10" y a 39° 40", Aemiliana (sin localizar) a 10° y a 39° 40", Mirobriga (Capilla, Badajoz), a 9° 30" y a 39° 30", Salica (La Solana), a 10° 40" y a 39° 25", Livisosa (Lezuza, Albacete), a 11° 25" y a 39° 30", Castulo (Cazlona, Linares), a 9° 30" y a 39°, Lupparía (sin identificar), a 9° 45" y a 39°, Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente), a 10° 25" y a 39°, Cervaría (Vilches, Jaén), a 11° y a 39° 5", Biatia (Baeza, Jaén), a 10° y a 38° 45", Laccuris (Lacra, Jaén), a 10° 20" y a 38° 30".
     Por último, Plinio denomina a la ciudad epónima como Oretum Germanorum, lo que parece confirmar la presencia de elementos célticos infiltrados por estas zonas en épocas diversas aunque probablemente tardías, a través del pastoreo, la minería, el empleo de mercenarios y, finalmente, como clase dominante.
A partir de esta situación se podría decir que existían dos Oretanias: Una, al sur de Sierra Morena, de etnia íbera pura, con capital en Cástulo.
   Otra, al norte, con más influencia de los Oretanos Germanos (Oretani Germani), de influencia céltica.
   La parte suroriental, esencial para las relaciones entre el Guadalquivir y el Levante por ser el paso de la vía de Hércules, ofrece intensas relaciones con el Sureste ya desde el Bronce final; culturalmente se relaciona con los contestanos, aunque serían bastetanos según la interpretación de Ptolomeo, ofreciendo, en consecuencia, parecida evolución histórico-cultural.
  Toda la parte meridional y central, desde Sierra Morena hasta la cuenca del Guadiana, corresponde a los oretanos, que deben considerarse ibéricos por su sustrato, sus características culturales e, incluso, por lo poco que sabemos, por su lengua.
   Estas gentes, originarias de Sierra Morena y el borde de la Meseta, controlaban el desarrollo por influjo turdetano, con grandes centros de más de 10 ha. como Sisapo (Bienservida), Alarcos o el Cerro de las Cabezas (Valdepeñas, Ciudad Real), que controlaban amplios territorios y las vías de comunicación y que, al menos en época tardía, pudieron estar bajo el dominio de un único soberano, lo que explicaría el matrimonio de Aníbal con la princesa oretana Himilce.
   La intensa iberización de los oretanos se produce ya en época orientalizante, a juzgar por sus cerámicas. Sus santuarios son los más ricos del mundo ibérico. Sierra Morena, más que una frontera, era una línea montañosa de encuentro que unía ambas etnias gracias a la existencia de numerosos santuarios en sus proximidades que obligaban a peregrinar a la zona. Las fuentes clásicas ya diferenciaban dos Oretanias: Plinio el Viejo citaba: Oretani qui et Germani cognominantur .
     Polibio también distinguía entre estas dos Oretanias, haciendo referencia a unos oretanos ibéricos al sur de Sierra Morena. Ptolomeo asimismo lo mencionaba hablando de una Oretania Germánica al norte (2,6,58). Igualmente cabe destacar que estos mismos autores clásicos han incluido el territorio que comprendería la Oretania dentro de los pueblos celtíberos, por ejemplo en este pasaje de Estrabón 3, 2.11:
     Pasando la Idubeda se llega en seguida a la Celtiberia, que es grande y desigual, siendo su mayor parte áspera y bañada por ríos, ya que por esta región va el Anas
    Posidonio hacía igualmente referencia a que el río Anas y el Tagus (Tajo) discurrían por Celtiberia:
    Los Pirineos separarían Galia de Iberia y Celtiberia, región por la que discurren el Anas y el Tagus (5, 35).
   Aquí también se incluiría a los carpetanos como un pueblo celtíbero.
    El historiador Gregorio Carrasco añade incluso que los Oretanos podrían ser una parte importante de Celtiberia, puesto que en la ya famosa cita de Plinio el Viejo hay algunos elementos que tendrían que estudiarse más a fondo: Oretanos a los que se apoda Germanos, cabeza de Celtiberia.
   El territorio de esta Oretania Germánica sería el comprendido al norte de Sierra Morena, en las provincias de Ciudad Real, noreste de Badajoz y oeste de Albacete; en cambio, la íbera quedaría al sur de Sierra Morena.
    Los oretanos (orissos en griego) vencieron al cartaginés Amílcar aproximadamente en el año 230 a. C., cuando estaba sitiando Heliké (ciudad de ubicación desconocida; se baraja la hipótesis de Elche de la Sierra entre otras). Himilce, hija del régulo oretano de Castulo, se casó con Aníbal para sellar un pacto entre oretanos y púnicos, en el contexto del tratado del Ebro entre romanos y púnicos.
    Resumiremos diciendo que aquí en esta zona convivían dos  etnias oretanas una de carácter germánico (llamémosle Celtas) y otra de gentes prácticamente íberas, por llamarlas de algún modo.
   Hay autores que dicen que eran íberos con probables raíces indoeuropeas.
   La economía básica de éste pueblo prerromano, al igual que en el resto del ámbito ibérico, se constituía por la agricultura y la ganadería. Dentro de la producción agraria, serían los cultivos cerealísticos por un lado, y los cultivos arbustivos por otro concretamente vid y olivo, los más característicos.
   Por lo que respecta a la ganadería, la riqueza vacuna y caballar debía tener gran importancia. Asimismo la cría de ganado ovino y caprino estuvo muy desarrollada manteniéndose en épocas posteriores. Como complemento de la ganadería, la práctica de la caza debió estar muy generalizada, en relación sobre todo a cérvidos y conejos.
     A estas actividades económicas, habrá que añadir la explotación de los recursos mineros, muy abundantes en toda la región oretana.   
    Las minas de cinabrio de Sisapo (en torno a Almadén), que tanta importancia tendrían posteriormente según los textos clásicos, debieron ser conocidas con anterioridad.
   Aunque, los niveles de explotación alcanzados en los yacimientos mineros oretanos en época prerromana, debieron ser muy limitados.
    En estrecha relación con la actividad minera, está la artesanía del metal, constatada a través de la gran cantidad de exvotos hallados, así como a través de los diversos tesorillos como el de Torre de Juan Abad integrado por una serie de piezas realizadas todas ellas en plata.
    Desde un punto de vista religioso, los cultos más representativos suelen presentar un carácter agrario y naturalista, en donde además el proceso de sacralización de las fuerzas de la naturaleza, y de determinados animales fantásticos o reales, jugaría un papel importante.
   En Alarcos han aparecido estelas con figuras zoomorfas y existía un arte de gran calidad al servicio de las elites refinadas y poderosas, como lo indican las cerámicas, los bronces y los mismos tesoros argénteos, tan frecuentes en la zona de Sierra Morena. Y en Castellar (Jaén), han sido hallados en el importante santuario de la Cueva de la Lobera más de 3000 exvotos ibéricos.
    Se emitían monedas de plata en algunas poblaciones de la Oretania, creyéndose que los cartagineses emitieron  en algunas ciudades. 
La escasez de monedas o cecas de emisión en estos pueblos, no nos permite conocer de una forma determinada muchas de sus costumbres.

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