viernes, 17 de marzo de 2017

EL AZAFRAN


     El uso del azafrán que tenía distintos usos, que, además del culinario, fundamentalmente tendían a usarse como tintes para la ropa.  que ya lo conocían los Sisapenses o habitantes de  Sisapo  en Grecia se remonta a época antiquísima. En las excavaciones de la Isla de Tera (Santorini en la actualidad), se han encontrado frescos en los que se representan muchachas jóvenes recogiendo azafrán, las llamadas Saffron-Gatherers; en la misma casa, en otro panel mural, otras muchachas parece que ofrecen azafrán a la sacerdotisa de la diosa, vestida con un peplo de color azafrán, todo ello se interpreta como un rito iniciático de paso a la madurez.
     Los fenicios, grandes marinos y comerciantes, progresaron gracias al lucrativo negocio de las especias, y convirtieron a su ciudad de Tiro en un gran centro de distribución que abasteció a toda la zona del mediterráneo entre los años 1200 y 800 antes de C.
    Cuando el centro de poder se trasladó desde Egipto a Babilonia y Asiria, los Árabes mantuvieron el control sobre el suministro de especias desde el Este, durante el desarrollo de las civilizaciones griegas y romanas. El cultivo en Europa está documentado en esa época tan reciente (año 1700 a. C.). Los micénicos, al llegar a Creta, se encontraron con un sistema de cultivo de plantas que desconocían y que desempeñaban un papel importante en la industria minoica.
    A la isla llegaría el cultivo del azafrán a través de los contactos comerciales con cercano oriente, como se demuestra por las “palabras viajeras”.Por tanto se puede decir que este era un material preciado por los antiguos colonos tanto fenicios como griegos.
    Los fenicios lo compraban ya envasado en frascos egipcios o en tarritos fenicios, aunque crecía de manera natural en las regiones septentrionales del país. Muchas de las naves de los fenicios tenían todo su espacio de carga ocupado por el azafrán, y diseminaban por los diversos países todas las diferentes formas en que podía usarse.
   Ellos mismos lo utilizaban para cocinar y como tinte. La forma de hacer estos tintes era diferente según cada época y pueblo. Su origen se sitúa en Asia Menor, hace más de 3000 años. En el palacio de Knosos (Creta), un fresco minoico pintado entre 1500 y 1600 a.C, muestra el azafrán como droga terapéutica, mientras que la referencia escrita más antigua aparece en un tratado botánico asirio del siglo VII a.C. Se dice que Alejandro Magno (356-323 a.C) en sus campañas asiáticas, utilizaba el azafrán persa en sus infusiones y abluciones, costumbre que llevó consigo a Grecia. 
    En Mesopotamia cultivaban la flor para usarla como afrodisíaco así como para teñir y aromatizar. Entre los fenicios, las sábanas teñidas con azafrán eran lo más elegante para las noches de boda, así también su fragancia y virtudes afrodisíacas se ensalzan en la literatura griega y romana. Por otra parte Hipócrates, Dioscórides y Galeno lo mencionan en sus escritos como planta medicinal (sedante, estomacal, expectorante, abortiva, antihistérica...). Los egiptólogos han encontrado numerosas referencias de su uso en el antiguo Egipto, como medicina y como parte importante de los rituales religiosos. Y Cleopatra (69-30 a.C) lo introducía en sus cuidados de baño.
     En India se convirtió en ingrediente clave de las comidas, pero también era muy preciado como tinte (los monjes budistas eligieron su color para sus túnicas) y como ofrenda a los dioses d la mitología hindú. 
    El primer tratado chino de fitoterapia, escrito entre el primer y segundo siglo a.C por Shennong Bencaojing, recoge sus cualidades organolépticas y medicinales.  Los primeros en difundir el azafrán fueron los comerciantes del Imperio persa. Abrieron y consolidaron rutas que unieron el Mediterráneo y China, por ellas circuló entre fardos de seda y otras especias. Más tarde griegos, romanos y turcos ayudaron a introducirlo en Europa, aunque con la caída del imperio romano vino también el declive de su cultivo. El segundo difusor importante del azafrán fue el pueblo árabe que con su invasión de la Península Ibérica lo introdujo en España.

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